Las fachadas son construcciones que, con el paso del tiempo, van sufriendo daños sutiles que de no tener el mantenimiento adecuado pueden terminar provocando problemas que requieran de tratamientos de gran envergadura tanto a nivel obra, como de coste económico.
A continuación te contaremos cuáles son las principales causas de degradación en las fachadas.
Principales causas de daño en fachadas
Las construcciones edilicias sufren principalmente cuatro tipos de impacto que las llevan a su degradación. El primero en este grupo son las acciones mecánicas, estas son las que provocan los movimientos estructurales normales y las erosiones consecuentes. En otro grupo encontramos las acciones fisicoquímicas, estas son la humedad, la suciedad, la contaminación y otro tipo de emisiones. Luego están las acciones biológicas, que son las provocadas por animales o microorganismos que conviven en el entorno. Finalmente, están las acciones sociales que son los daños tanto por negligencia, es decir una falta de adecuado, o por inconsciencia que abarca la falta de cuidado y respeto por parte de los usuarios y los actos de vandalismo.
Los perjuicios causados en las fachadas por causa de la suciedad, son algo completamente evitable, pero que genera grandes problemas. El acumulamiento de las partículas que se encuentran en la atmosfera y su asentamiento en los poros de la superficie por la acción de las lluvias, sumado a la nula mantención provoca la aparición de manchas. También suman al acumulamiento de la suciedad, los propios elementos de la fachada como rejas y otros elementos metálicos, que con su propia degradación desprenden residuos que dañan aún más la superficie de la fachada.
La humedad va casi de la mano con la suciedad, y acaba generando grandes manchas, principalmente por la aparición de hongos. Además, esta problemática se puede agravar y provocar descascaramiento de la pintura o del material de construcción. La gravedad en este caso dependerá del tipo de porosidad de los materiales de la fachada, de sus proporciones y de la textura que tenga su pintura o revestimiento.
Las fachadas pueden también sufrir desprendimientos tras verse afectada la adherencia con la base de su propio soporte. De acuerdo a la magnitud y a las proporciones estructurales de la fachada, estos daños pueden ser tanto fisuras menores como grietas mayores. Estas son generalmente causadas por los movimientos estructurales naturales de la edificación y el nivel de rigidez del revestimiento.
Todos estos daños son solucionables, pero siempre es una mejor opción prevenirlos a tiempo utilizando materiales de alta calidad en las construcciones, y posteriormente realizando una correcta y periódica mantención de las fachadas.
Nuestros presupuestos se realizan sin compromiso y en la aceptación de ellos tienen una durabilidad según la magnitud de la obra entre 6 meses y dos años.
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